LOS NIÑOS PESADOS
Heavy metal en el incipiente camino
Gauchos de Acero – Sigue la ruta (RS Discos - 2011)
Federico Rodríguez Lescano
Más información en www.myspace.com/gauchosdeacero
“Cerrillan folk”, así se denominó durante una risueña entrevista al género musical que transita este nuevo grupo salteño. Algunos de sus integrantes, oriundos y/o residentes del cercano departamento limítrofe a la ciudad, decidieron darle desde el iniciático 2011 un original toque al asunto. Mezclando la amplitud de sus influencias rockeras y familiares, mas un enérgico sentido de pertenencia a los pagos, New Rusia a la Vinagrèt es en definitiva, música folk hecha desde Cerrillos para el mundo. Desde el origen se insinúa que es un proyecto “honesto y compañero que pide no ser guardado en cajones”, y que nació de la necesidad de musicalizar el día a día de nuestras frágiles vidas. New Rusia es en teoría un quinteto formado simplemente por Horacio, Rupert, Facundo, Jordi y Nicolás, emergido de diversas agrupaciones y afinaciones propensas a lo indie. Luego de haberlos contemplado en un par de vívidas presentaciones al patio libre, me senté con el debut discográfico de la banda y para mi (gran) sorpresa, me encontré con otras más.
Sorpresa uno. Un austero puñado de 7 temas que llenan una suma total de 13 minutos. Urgencia punk si existe algo llamado así. Como si quemaran en sus manos, parece que decidieron juntar una serie de acústicas canciones y las expulsaron en un mini álbum editado en forma independiente por Lugones Records. Breve grabación casera que se puede conseguir en las disqueras bien amigas.
Sorpresa dos. Esta Siesta MM no se trata de una producción con todo el andamiaje encima, con todos sus instrumentos chocándose al unísono. Se trata más bien de una obra íntima, solitaria, donde su cantante acompañado de un áspero guitarrón y unas bellas voces en segundo plano, forjan el espíritu final con letras que se disipan rápido entre el desencuentro, la pérdida, la espera y la redención.
Sorpresa tres. El acabado trabajo de la voz en su conjunto, me recuerda el registro de los Animal Collective en Sung Tongs. Canto en low-fi, pero con un ingenio y un sello sonoro que crea armonías y cortes sin desperdicios.
Entre sus canciones, Agosto Remil Mal es la cadencia arrastrada. Cadencia propia del sonido folk americano noventoso que gente del sello Geffen, como Stephen Malkmus, supo poner en la historia de lo alternativo. Charlove y Seco, son momentáneas baladas en modo arpegio que transpiran horas y horas de escucha Beatle, con fuertes reminiscencias a los quebradizos ensayos del fallecido Elliot Smith. Guau Wau es el muchachito Beck escuchando el Magic Mystery Tour. No Puede Pasar Más Rápido nos trae el otoño primaveral, una alegría melancólica, que con la ayuda de palmas up beat levanta el ánimo a cualquiera. Es una pequeña pieza pop punk con un riff tan pegadizo, que re-grabado con una base más usual bajo-batería, pegaría alto en cualquier radio de rock.
Las influencias son muchas, de afuera como locales, pero el resultado es propio. Personalidad y honestidad sin estirarse a moldes regidos por lo correcto. New Rusia a la Vinagrèt, con su estética y descuidado sonido particular, es música que sale de adentro. Es música hecha en la siesta salteña para el mundo. Esperamos más sorpresas.
Federico Rodríguez Lescano
Más información en www.myspace.com/newrusia
Gardenia, desde que recuerdo, ha sido una banda en constante movimiento. Desde sus precoces inicios hasta la fecha, solo Iván Luis continúa en la travesía como miembro formal y estable. El resto llegó, o dejó su huella, aportando cada uno desde su única visión. El plano histórico-musical del ahora quinteto también ha sufrido los avatares del tiempo, de la intranquila influencia, y del cada vez más complejo proceso creativo. El folklore, que manoseaba algunas estructuras, ya no tiene la presencia de años anteriores. Gardenia siempre ha sido un grupo inquieto, desde la innata concepción de sus presentaciones en vivo hasta la forma en que dispara al mundo sus composiciones.
En UMMO, su nuevo agrupe de canciones editadas, el cambio se dio esta vez en el formato. Se abandonó momentáneamente el habitual y se pasó al DVD, quizás con una impaciencia propia de mostrar visualmente todo lo que la banda ha sabido integrar en su nueva naturaleza. Con la ayuda ejecutiva de artesanos como Quique Silva, Diego Mamaní Di Giuseppe, y Bernardo Rodríguez Berri entre otros, el cortometraje presentado registra una completa sesión de grabación llevada a cabo en el ya reconocido Estudio EKO. Una sesión casi en vivo que nos muestra al grupo rodeado de una gran amiga: la imagen, propia y cuidada, que nos da cuenta del estado actual del porte artístico de la banda.
En lo estrictamente musical, luego de haber producido arduamente por meses su disco debut (Invocación a los pájaros - 2009), aquí se respira menos detallismo en el corte final de las canciones. Con menos arreglos o extraños sonidos post-mezcla, UMMO es en parte una oda al fuego que nace cada vez que Gardenia decide pasear sin permiso por momentos únicos de sus shows. Allí donde nadie reclama que se regrese a tierra firme, en el medio de jams y sutiles instrumentaciones. Por otro lado, UMMO también es la apreciación de la composición en su estado más puro, donde se percibe la crudeza misma de la ejecución de los músicos, siempre con una volatilidad latente.
La obra esta compuesta por dos temas, Ummo y Un Punto Azul, el primero conteniendo tres partes propias en sí mismas. Gardenia aquí se pasea por el blues, a su excéntrica manera, con un cantante mostrando su faceta crooner, como despertando almas en un café-bar gastado, mientras el guitarrista Pablo Moreno pide pista y sus cuerdas se apoderan de todo. Se avanza y se transita el power rock, cada vez más pesado en la interpretación conjunta con efectivos riffs que desatan furia, llenándonos de vorágine visual. Las líneas graves de Sergio Caram, una sincopada base de Adrián Chocobar y los suaves sintetizadores de Adrián Moroni nos retrotraen de vuelta y nos elevan a un refinado blues de la era digital, esta vez con el invitado acompañamiento del clarinetista Federico Torres. Finalmente, el corte de difusión (Un Punto Azul) se percibe como un resabio del disco anterior, donde el math rock digitado por números imperfectos, lleno de mareo y desequilibrio, van tejiendo melodías en toda su combinación sonora.
Gardenia vive el cambio. UMMO, un nuevo mundo audiovisual ideado como una aparente necesidad de mostrar el presente, nos da lo último que muy pronto será pasado.
Federico Rodríguez Lescano
Más información en www.gardeniaespacial.blogspot.com
Vamos a las fuentes. “Falcon Series es el retrato de una de tantas historias cósmicas acerca del encuentro de frecuencias de luz en sintonía infinita. Y como todo evento de almas, el arte se hizo presente como el sendero a recorrer, la respuesta de las preguntas, el puente entre dimensiones”. En un plano más terrenal, Falcon Series es a simple vista un dúo compuesto por Augusto Salazar y José Salse que desde el año 2008 viene forjando elaboradas estructuras musicales, y un concepto ideal bastante personal en la ciudad de Salta. Un lúcido dúo que se encarga de todo. Desde las guitarras, bajos, la programación, percusión, voces, efectos y teclados; hasta un universo visual generado de imágenes y particulares textualidades. Un verdadero combo artístico DIY (hacelo vos mismo) que busca, según propias palabras, su propio sonido a través de la constante composición. A la fecha poseen editado un EP, Cymatics (2010), que nos da un exacto adelanto de su primer larga duración. Syneidesis, publicado en mayo de 2011, es un compacto álbum compuesto por 10 temas y con un arte de tapa realizado por Abraham González. Ambas grabaciones, editadas por Aruca Labs Records, están disponibles para su descarga gratuita en los sitios virtuales de la banda. Una postura anti-comercial que va de la mano de las licencias Creative Commons, un tratado internacional donde los músicos se ponen de acuerdo para que su arte, su música, llegue libremente al público y así sea escuchada.
Syneidesis es una selección de viejas y nuevas canciones instrumentales que ven la luz transitando estilos como el post-rock, el shoegaze y el ambient nugazer. Géneros musicales totalmente desconocidos para la escena local. Gestado desde computadoras y dispositivos electrónicos, sus hipnóticos temas denominados en inglés -proyección hacia el extranjero tal vez -, están envueltos de serenidad y un toque de soledad. Fuerte introspección auditiva, donde una posible carga de influencias de artistas de la talla de Tycho o Boards of Canada se puede percibir en la atmósfera. El respeto y cuidado por las armonías forjadas desde muchas voces sintetizadas, y que jamás lastiman al oído, hace de este disco un viaje placentero por confines de galaxia no conocidos. Electrónica distendida, cargada de drones, que por momentos es corregida de forma abrupta por inteligencia rítmica, logrando evitar la creciente distracción mental propia del sonido ambient. Una gran perla del álbum es Amigos de Jim Sullivan, tanto por su arreglo en las líneas melódicas y en la selección de osciladores, como por su ajustada base en sintonía con el todo.
El disco, lleno de estructuras sonoras, esta rondando entre nosotros y su concepto ideal es la “exploración del universo sobre el único transporte capaz de trascender: la música”. Tal cual lo hacían Cerati y Melero hace unos años en Colores Santos, Falcon Series hoy te lleva de paseo. Un grupo que en instancias de debut musical, tiene un ADN bien definido. Un dúo que sabe lo que quiere y que, en su aparente soledad, lo esta haciendo.
Federico Rodríguez Lescano
Descarga gratuita y más información en www.falconseries.com.ar
Bajo el alias de Chané, el multiinstrumentista Mario Cheda regresa con un nuevo mini álbum tras la edición del boxset de 4 EP’s llamado Colección Deluxe Perfumada (2009). Un artista que, radicado por varios años en la ciudad de Córdoba y ahora establecido nuevamente en Salta, buscó siempre experimentar con elementos sonoros y oportunidades digitales al alcance de su genio. Acompañado de sus guitarras y su computadora portátil, decidió no quedarse quieto nunca. Es por eso que el material que produce a diario y a lo largo de su historia no deja aristas de sorpresa cerradas en ninguna ocasión. Si bien incursionó en su discografía por diversos formatos, como por ejemplo “el modelo canción” donde sumó su propia voz, en esta nueva sesión de seis temas se concentran principalmente sus matices más electrónicos. Masa sonora difícil de digerir por muchos, pero con una abstracción y dedicación de composición tan alta, al punto de compararse con trabajos de colegas del sello alemán Kompakt. Ambient y microhouse producido entre clips & cuts de corte experimental (Minimal, Dimensión, Grandes Ciudades y Entonaciones), y el agregado de dos intervenciones mas crudas donde las seis cuerdas toman la dirección (Sin Sentido y Primer Momento). Estas últimas piezas connotan una explosión desgarrada y una implosión apaciguada, muy internas en el músico, demostrando que aún hay un fuerte componente humano escondido entre tanta posible frialdad tecnológica. “4 misceláneas eléctricas y algunas tormentas ocultas” no es su producción más accesible hasta la fecha, pero marca el estado de musicalidad en que Chané se encuentra actualmente. Habrá que esperar el nuevo paso y decidir si salió del temporal o si se siente más seguro dentro de él.
Federico Rodríguez Lescano
Chané se va a presentar en vivo el próximo 16 de Septiembre en la Sala Mecano de la Casa de la Cultura, Caseros 460. Más información en www.myspace.com/chanemusica
Para bajar el EP: http://www.mediafire.com/?
¿Reggae tradicional hecho en Salta? No lo creo. Siempre que se habla de El Barco del Abuelo, y principalmente de sus tan llamadas “tripuladas, oceánicas y navegantes” presentaciones en vivo, se sabe que son el referente de música dub en Salta desde el año 2003. En un perfil de red social se lee que el grupo formado en la capital salteña suena “como lo que hacemos”; Una repetida frase que además de ponerte a buscar información de primera mano sobre que géneros musicales incursionan, te induce en realidad a que encares el disco y lo escuches atentamente. Quizás es una sentencia que alude al no encasillamiento del estilo que predomina en la banda, tan necesario a veces para distinguirte o unificarte dentro de la movida local. Quizás es porque de tantos géneros e influencias que abarcan, la misma banda no sabe como llamarlo.
El Barco del Abuelo es también el título de un libro escrito por Michael Catchpool. Un libro que relata la muerte de un abuelo y la recuperación de su latente memoria, a través de la restauración de su viejo y olvidado barco. No se si existe alguna conexión directa con la banda, pero si una posible analogía donde sus integrantes, cuando se suben a este gran navío que crearon hace unos años, logran recuperar en una sola esencia todos los estilos y subgéneros musicales que poseen en su memoria colectiva. Dub, reggae y un poco de rock, acompañado por tintes de música latina y variantes de la electrónica, como el psychedelic, el trance y las influencias tribales. Un amplio abanico no tan incursionado por otras bandas y que como estilo único, no sé como llamarlo.
Pablo Margherita (bajo), Alejandro Rodríguez (batería), Mauricio Velásquez (guitarra), Pablo Rodríguez (percusión) y otros ya ex-integrantes, ingresaron a principios del 2007 a grabar su primer álbum llamado Siete Sentidos, siendo producidos por el creciente Eko Estudio. Se destaca en la obra la buena calidad de sonido, y el preciso trabajo de mezclas en el entramado de 9 canciones casi íntegramente instrumentales. Música despreocupada, sin mucha rigurosidad técnica, donde el efecto delay en altas cantidades, el eco, la reverberación y el abusivo wah-wah son una marca registrada. Una fuerte predominancia de extensos solos de guitarras y mucha percusión, aunque con una evidente búsqueda de nuevas ideas le agregan otro sello. Una crítica en general apunta a las líneas de bajo siempre previsibles. ¿Podrían ser más jugadas dentro del dub/reggae?
Haciendo un hilado mas fino, hay dub en máxima expresión (Lo que siempre hay que hacer), y con toques arábico españoles (Turko Dub). Mucho aire latino, con lugares selváticos y tribales, con un Carlos Santana con menos años y más vuelo (Es buenísimo), o con embates caribeños acompañados de corrientes brasileñas, devenidas en coros disfrazados que intentan acentuar melodías (Solo soy). El sonido de añejos sintetizadores también tiene cupo (Psycotropico) y saca el barco a darse una vueltita por el espacio exterior. Hay reggae con colorantes de rock clásico, influencia del London Calling de los Clash (Naty Dread), único tema con letras que parece estar agradeciendo, entre otras cosas, el buen fruto de semillas sagradas. Por último, el porcentaje ocupado por el costado más electrónico. Tanto en las bases como en las melodías, y en donde se anidan fuertes guitarras, se vislumbra un hijo lejano del psychedelic trance, esta vez en esencia natural (Osea No/Conde). Una aproximación musical novedosa que se distingue ante el resto como si fuera un subgénero conjugado y refinado por la propia banda.
Siete Sentidos se presenta como un laboratorio, donde mucho se mezcla dada la fuerte memoria musical del grupo, incitando a que se disparen todos los sentidos posibles. Una especie de droga de diseño que al consumirla, te lleva a viajar y a conocer otros ámbitos de la sonoridad. Eso si, siempre en cámara lenta.
Federico Rodríguez Lescano
Más información en www.myspace.com/elbarcodelabuelo